WASHINGTON, Estados Unidos.- Un nuevo descubrimiento espacial revolucionó las oficinas de la NASA. Se trata de “Segue 1”, una galaxia en la que hace mucho tiempo que no nacen nuevas estrellas.
De hecho, las pocas que hay proceden de la primera hornada de producción estelar, muy cerca de los tiempos lejanos del Big Bang. Por estos motivos, es considerado un ejemplar galáctico único, un auténtico fósil viviente en el que la evolución clásica de las demás galaxias nunca llegó a producirse.
Detalla el diario español “ABC” que Segue 1 duerme a 75.000 años luz de nosotros, lo que equivale al vecindario de la Vía Láctea, y suma toda una colección de propiedades extrañas: Es muy poco brillante, de hecho la galaxia más débil jamás detectada por el hombre; Es pequeña, ya que apenas si contiene un millar de estrellas; y tiene una composición química de lo más peculiar, casi carente por completo de elementos metálicos.
Investigadores del Massachussetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de California y la Carnegie Institution of Science, ha conseguido analizar en profundidad esa inusual composición y ha descubierto nuevas pistas sobre cómo evolucionaron las galaxias en las primeras etapas del Universo. O, en este caso, sobre la sorprendente falta de evolución de Segue 1.